lunes, 10 de junio de 2013

miércoles, 5 de junio de 2013

Biografía de Manuel Puig

Juan Manuel Puig Delledonne, más conocido como Manuel Puig (28 de diciembre de 1932, General Villegas, Argentina - 22 de julio de 1990, Cuernavaca, México), es un escritor indispensable para comprender de dónde proviene una parte importante de la literatura argentina contemporánea. 

miércoles, 22 de mayo de 2013

Nuevo Taller de lectura


Se abre la inscripción al Taller de Lectura a realizarse durante los meses de junio y julio. El taller está dedicado a todos aquellos que escriban o les interese adentrarse en la arquitectura del cuento. La propuesta busca desarrollar recursos como lector y desmenuzar los distintos elementos que conforman un discurso narrativo. No es necesario ningún conocimiento específico, sólo basta interés y dedicación.

La idea es trabajar entre dos y tres cuentos por semana. En cada caso se propone una primera lectura libre, y se ofrece a los talleristas un cuestionario para una posterior relectura. Los textos se leen en casa, y en el taller compartiremos impresiones y reflexionaremos colectivamente sobre ellos. 

Los autores a los que recurriremos en junio son los siguientes: Kjell Askildsen (noruego), Raymond Carver (norteamericano), Jorge Luis Borges (argentino), Roberto Bolaño (chileno), Quim Monzó (catalán), Goffredo Parise (italiano), Etgar Keret (israelí) y Antón Chéjov (ruso).

Los talleres se realizaran los martes de 19.30 a 21 hrs. El costo es de 45 € mensuales. 

Para más información: mondoescrito@gmail.com

lunes, 20 de mayo de 2013

Una letra familiar (Irene Gruss)

No la conocía hasta este video, y ahora tampoco la conozco, pero sé que es genial. Estos videos fueron realizados durante el ciclo literario "Carne Argentina" y los textos pertenecen a su nouvelle "Una letra familiar" (Bajo la Luna Editorial - 2007). 

Irene Gruss tiene un blog que se llama Casta Diva y en la revista Poesía Argentina tenés un ebook de ella, Sobre el asma, que es de descarga libre.

Buenos noches, buenos días. 








martes, 14 de mayo de 2013

RELATOS de Michel Surya

Los amigos de la editorial incorpore acaban de publicar RELATOS de Michel Surya en una cuidada edición bilingüe francés-castellano. Tres de las piezas que lo componen son relatos eróticos y el último aborda el tema de la familia. Michel Surya es un escritor y filósofo francés especialista en Georges Bataille. 



Autor: Michel Surya
Título: Relatos - Récits
ISBN: 978-2-9544979-0-7
Páginas: 163
120 x 225 mm
16 €

PUEDES ENCONTRARLO EN LAS SIGUIENTES LIBRERÍAS DE BARCELONA:
La Central
La Laie
Llibreria Documenta
EN MADRID:
La Central
EN GIRONA:
Lliberia Café Context
EN OLOT:
Llibreria Drac

http://incorpore.org/



«lanzaba mis manos hacia los rostros bajo las telas sobre los cuerpos entre las piernas no para que un cuerpo quisiera recibir mis manos sino para que la ausencia que es cada cuerpo que empezaba entonces a desaparecer arrastrara mis manos con él en su desaparición amé esos momentos como un enfermo fui ese enfermo que atraían todos los rostros todas las telas todos los cuerpos todas las piernas siempre que pudiera lanzarles mis manos realmente no buscaba nada que pudiera hacerme gozar deseaba por supuesto la belleza pero la belleza misma era desgarradora»

Michel Surya, Callejón sin salida

«Es el relato el que ha hecho estallar, procediendo por pulsaciones y no por frases, la retención de lo social, del gusto, de la historia: ha desordenado los cinco sentidos y ha restablecido ese salvajismo íntimo, que hace que la presencia sea todo el sentido. Lo erótico es el arte de hacer durar en el cuerpo aquello que no hacía más que sacudirlo».

Bernard Noël

domingo, 12 de mayo de 2013

Algunos comentarios sobre lo gracioso que es Kafka (David Foster Wallace)


Una de las razones de que esté dispuesto a hablar en público sobre un tema para el que estoy extremadamente poco cualificado es que me otorga la oportunidad de leer para ustedes un relato de Kafka que ya he dejado de enseñar en las clases de literatura y que echo de menos poder leer en voz alta. Se titula “Una pequeña fábula”:

—Caramba —dijo el ratón—, el mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que me daba miedo. Yo corrí y corrí sin parar y me alegré de ver por fin las paredes lejanas a un lado y a otro. Pero esas largas paredes se han estrechado tan deprisa que ya estoy en el último cuarto, y ahí en el rincón está la trampa en la que tengo que meterme.

—Solamente tienes que cambiar de dirección —dijo el gato, y se lo comió.



Algo que a mí me frustra rotundamente cuando estoy intentando leer a Kafka ante estudiantes universitarios es que me resulta casi imposible hacerles ver que Kafka es gracioso. O apreciar la forma en que el humor está entremezclado con la poderosa fuerza de sus relatos. Porque, por supuesto, los grandes relatos y los grandes chistes tienen mucho en común. Los dos dependen de lo que los teóricos de la comunicación llaman a veces “exformación”, que es cierta cantidad de información vital eliminada de una comunicación pero evocada por la misma de tal manera que causa una explosión de conexiones asociativas con el receptor. A esto se debe probablemente el hecho de que el efecto tanto de los relatos como de los chistes a menudo resulte repentino y percusivo, como la apertura de una válvula que lleva tiempo atascada. No es casual que Kafka hablara de la literatura como de “un hacha con la que cortamos los mares congelados que tenemos dentro”. Tampoco es accidental que el logro técnico de los grandes relatos se denomine a menudo “compresión”, ya que tanto la presión como la liberación se encuentran de antemano dentro del lector. Lo que Kafka parece capaz de hacer mejor que cualquier otro es orquestar el aumento de la presión de tal forma que se vuelve intolerable en el momento preciso en que se libera.


viernes, 3 de mayo de 2013

Estreno de Avinyó 36 en el Taller Milans

El próximo sábado 4 de Mayo, en el marco de la primera edición de PIC COLLECTION se  estrenará  AVINYO 36, un cortometraje de Verena Gründhammer, en el Taller Milans (Plaza Milans, 4 Bajos). Además, habrá un mercadillo fotográfico de autor, y a partir de las 19.30 hs., un concierto de clarinete y guitarra a cargo de Luiz Espiga y Alexandre Arapuca, seguido por este esperado estreno. Están todos invitados.



"Helga (Maria Patricia) es una "Femme Fatal" de los años 1950 que trabaja como asesina a sueldo. Después de un asesinato en Berlin, Helga regresa a Barcelona, donde vive con su hija pequeña. Pero esta vez recibirá un encargo que le deparará un inesperado desenlace."


Dirección: Verena Gründhammer
Guión: Alejandro Dato
Música: Rafal Bluszcs Zawadzki

Actores:
Maria Patricia 
Josè Matos 
Javier Peña Martín
Mona Juarez
Romina Villar
Julian Socorro

Equipo técnico:
Verena Gründhammer
Klaus Jack
Irene Aire
Vanessa Farre Díaz

martes, 30 de abril de 2013

Leyendo en HABRASE VISTO

Les dejo un fragmento de la lectura que hice en el cabaret literario HABRASE VISTO, organizado por el colectivo Gilles de Rai


Abrazos y aceitunas  para todos

jueves, 25 de abril de 2013

El comienzo - por David Lodge (fragmento)

¿Cuándo empieza una novela? La pregunta es casi tan difícil de contestar como la de cuándo un embrión humano se convierte en persona. Ciertamente la creación de una novela raramente empieza en el momento en que el autor traza con la pluma o teclea sus primeras palabras. La mayoría de los escritores efectúa algún trabajo preliminar, aunque sólo sea mentalmente. Muchos preparan el terreno cuidadosamente durante semanas o meses, haciendo diagramas del argumento, recopilando biografías de personajes, llenando un cuaderno con ideas, escenarios, situaciones, bromas, para usarlos durante el proceso de composición. Cada escritor tiene su propia manera de trabajar. Henry James tomó, para El expolio de Poynton, notas casi tan largas y casi tan interesantes como la novela en sí. Muriel Spark, por lo que sé, medita el concepto de cada nueva novela y no toma papel y lápiz hasta que ha compuesto mentalmente una primera frase satisfactoria.

Para el lector, sin embargo, la novela empieza siempre con esa primera frase (que puede no ser, claro está, la primera frase que el novelista escribió en su primera versión del texto). Y luego la siguiente, y la siguiente… Cuándo termina el comienzo de una novela es otra pregunta difícil de contestar. ¿Es el primer párrafo, las primeras pocas páginas o el primer capítulo? Sea cual fuere la definición que uno dé, el comienzo de una novela es un umbral, que separa el mundo real que habitamos del mundo que el novelista ha imaginado. Debería, pues, como suele decirse, “arrastrarnos”.

Eso no es tarea fácil. Todavía no nos hemos familiarizado con el tono de voz del autor, su vocabulario, sus hábitos sintácticos. Al principio leemos un libro despacio y dubitativamente. Tenemos mucha información nueva que absorber y recordar: los nombres de los personajes, sus relaciones de afinidad y consanguinidad, los detalles contextuales de tiempo y lugar…, sin los cuales la historia no puede seguirse. ¿Valdrá la pena todo ese esfuerzo? La mayoría de los lectores están dispuestos a conceder al autor el beneficio de la duda al menos por unas pocas páginas, antes de decidir volver a cruzar el umbral en sentido contrario. (…)

Una novela puede empezar en medio de una conversación, como Un puñado de polvo de Evelyn Waugh, o las obras tan especiales de Ivy Compton-Burnett. Puede comenzar con una sorprendente autopresentación del narrador: “Llamadme Ismael” (Herman Melville, Moby Dick), o con un corte de mangas a la tradición literaria de la autobiografía: “…lo primero que probablemente querréis saber es dónde nací y cómo fue mi asquerosa infancia, y qué hacían mis padres y todo antes de tenerme a mí, y toda esa basura a lo David Copperfield, pero no tengo ganas de meterme en todo eso” (El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger). Un novelista puede empezar con una reflexión filosófica: “El pasado es un país extranjero: allá hacen las cosas de otra manera”, como L. P. Hartley en The go-between (El alcahuete), o poner al personaje en apuros desde la primerísimo frase: “No hacía ni tres horas que había llegado a Brighton cuando Hale supo que querían asesinarle” (Graham Greene, Brighton, parque de atracciones). Muchas novelas se inician con una historia-marco que explica cómo fue descubierta la historia principal, o narra cómo es contada a un público ficticio. En El corazón de las tinieblas de Conrad un narrador anónimo muestra a Marlow relatando sus experiencias en el Congo a un círculo de amigos sentados en el puente de una yola en el estuario del Támesis (“Y también éste –empieza Marlow- debió ser uno de los lugares más siniestros de la tierra”). Otra vuelta de tuerca de Henry James consiste en un relato autobiográfico escrito por una mujer ya fallecida, el cual es leído en voz alta a los invitados un fin de semana en el campo, que se han estado contando unos a otros, para entretenerse, historias de fantasmas, hasta llegar a esta última que supera en horror a todas las anteriores… (…) Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino empieza: “Está usted a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero”. Finnegans Wake de James Joyce comienza en medio de una frase: “Río que discurre, más allá de Adam and Eve, desde el recodo de la orilla a la ensenada de la bahía, nos trae por un comodius vicus de circunvalación de vuelta al castillo de Howth y Environs”. El fragmento que falta concluye el libro: “un camino solo al fin amado alumbra a lo largo del”, volviendo así otra vez al comienzo, como el agua, que circula en el medio natural del río al mar, del mar a la nube, de la nube a la lluvia y de la lluvia al río, y también como la infinita producción de sentido que proporciona la lectura de ficciones.

David Lodge - El arte de la ficción

domingo, 14 de abril de 2013

Mira tú por dónde


Este jueves 18 de ABRIL el COLECTIVO GILLES DE RAI dará por inaugurada la 6to velada del CABARET LITERARIO bautizada con el nombre "MIRA TÚ POR DÓNDE". Es a las 21hs. en el RAI ART (C/Carders, 12). Música, lecturas, risas, comidas y bebidas. ¿Qué más querés? Ah, eso también. Están todos invitados.

martes, 2 de abril de 2013

La historia de Lucas E.

Este jueves 4 de abril a las 21 hrs. se presenta, en el Teatre Principal d´Olot (Passeig d'en Blay, 5), "La historia de Lucas E.", un concierto audiovisual que combina música, palabras e imágenes, del que tuve la suerte de formar parte. 

La propuesta está inspirada en la novela "La isla de los condenados" del sueco Stig Dagerman. Una obra que se fragmenta y reconstruye página a página. Náufragos abandonados a su suerte, culpables de todo, culpables de nada, acompañados por lagartos y pájaros ciegos. Voces, arena y sed. Lucas acaba de robar el banco donde trabaja y emprende una huida sin rumbo, así comienza. El resto hay que verlo y escucharlo. 

Direcció i imatges: Albert Coma
Texts: Alejandro Dato, Meritxell Martinez, Edgar Alemany i Stig Dagerman
Música: Nuno Rebelo, Edgar Alemany (violoncel)
Interpretació: Edgar Alemany
Veus: Eugénie Barbezat, Alejandro Dato, Meritxell Martinez

domingo, 24 de marzo de 2013

Toda idealización es una mala forma de distancia

Fragmento del discurso inaugural que dio Hebe Uhart, en la ciudad de Santa Fe, con motivo del Filba Nacional 2013.


A mí un escritor que ha puesto un buen nombre al personaje me da buena espina, es que ha atendido al personaje, se ha tomado un trabajo y además el nombre le marca un rumbo. Y eso es lo que necesita un escritor: Aprender a atender, a  mirar y a escuchar, porque el trabajo del escritor no está en el acto de escribir, sino en toda una tarea previa de tener entrenada la mirada, el oído y la atención, para llegar finalmente a un determinado producto. Para eso debo tener sentido del detalle. Flannery O’ Connor dice “Una gran parte de los escritores jóvenes obvian los detalles y las particularidades ya sea porque son demasiado vagos (con la acepción corriente nuestra de vago) o presumidos  como para entrar en minucias”. Es por eso que el principiante no se detiene en colocar un nombre adecuado al personaje, se considera por encima de esa tarea, cree que está para cosas mayores, como mostrar sus ideas, o mostrar que linda manito que tengo yo para escribir. Entonces cae en la idealización del personaje, como la del canoero que siempre canoa. Es también el caso de los abuelos que quieren escribir la historia del los abuelos para contarles a los nietos, según una idea abstracta de cómo debe ser un abuelo o cómo me gustaría que fuera. Y toda idealización es una mala forma de distancia. Si digo que fue un ciudadano probo, correcto, buen padre, es insuficiente, pero si añado que en sus ratos libres jugaba con los trencitos, ya tengo algo mejor. Si digo que la abuela era linda, prudente y servicial, es poco, pero si añado que tenía la costumbre de rascarse sin parar, añado algo. Desde la tragedia griega, todo cuento empieza con un pero (Prometeo, Ayax, Antígona). Chejov, en su libro “Cuaderno de notas” dedica casi la mitad de las mismas  a contar algo con un pero. Ejemplos: “Cuanto resquemor nos causa la sola idea de robar el dinero de nuestro padre, pero tomarlo de la caja… eso es perfectamente posible”. Otro: “Ella es malvada, pero enseña a sus hijos a hacer el bien”.  Otro: “ Lo he amado y no se lo perdono”. Otro: “ Muy pronto rematarán la propiedad, la pobreza de cada rincón salta a los ojos, pero los lacayos siguen vestidos como bufones”.

Flannery O’ Connor dice: “Los cuentos  escritos por principiantes suelen estar preñados de emoción, pero de quién es esa emoción, no se sabe” En realidad si se sabe, es la emoción  del autor, pero es una emoción cruda, no elaborada  propia del principiante  que ve el mundo como le gustaría que fuera o como cree que deba ser éste. Hay, cuando nos ponemos a escribir, un montón de elementos del para texto, o circundantes al proceso, que todos tenemos pero que no hay porqué escribir, porque son una intromisión en la historia. Por ejemplo, sentimientos de melancolía por la propia infancia. Y además la abstracción simplificadora de la palabra “infancia” que me impide atender a lo concreto. Una cosa son los cinco, otra los siete, etc. Despejar un hecho o situación que voy a describir y colocarlo fuera de consideraciones de mi vibración epidérmica  o de mi yo inmediato, me lleva a atender  a lo contado, a los personajes,  de lo contrario voy a poner emociones mías al personaje. Pero para atender hay que aprender ¿A qué? A esperar, básicamente a soportarse a uno mismo, a no impacientarse, a no querer terminar pronto, a no decir masí, y poner una palabra por otra cuando no estoy del todo convencido de que sea la adecuada . A propósito de esto, Simone Weil dice: “Una dificultad es un sol”. Cuando el escritor se cansa del personaje, dice: "Ma si, me tiene harto”. "Ma si, yo lo mato”. ( O lo jubilo, o lo divorcio o lo hago ir a Europa). Esta intromisión arbitraria del escritor es porque no se aguanta a sí mismo en relación a su texto.

Leer el discurso completo.

sábado, 16 de marzo de 2013

"Habrase Visto"

El 21 de MARZO de 2013 el colectivo GILLES DE RAI vuelve a la carga con el 5to CABARET LITERARIO que han bautizado con el nombre de "HABRASE VISTO". A las 21hs en el espai RAI ART (C/Carders 12) los esperan con la cena preparada y las velitas encendidas. Nosotros también andaremos por allí  leyendo algunas cosillas. Nos vemos!

Invitacion HABRASE VISTO from GILLES DE RAI on Vimeo.

viernes, 15 de marzo de 2013

El libro de los sueños


Un fragmento del prólogo escrito por Fogwill a “La gran ventana de los sueños”, libro todavía inédito que recopila sus sueños.



Claro que vivo. Pero esto es provisorio. Permanente es lo que no vivo. Se dice: “Ay... ¡Si uno pudiera..!” Pero no. No pudiera, uno. Y aunque se pudriese conjugando como es debido, uno jamás podría. Y si alguien sí, nos duele. O huele mal. Siempre duelen o huelen mal los poderes del otro. ¿Y el poder de uno? Envíen a alguien ya mismo a buscarlo y verán que poder es más o menos fácil: se puede lo posible. Lo difícil es poder poder, poder hasta que se pueda poder lo que no se puede. Mas no se da. Y si se da cuando uno llega hasta el punto de acariciarlo, justo es ahí cuando o donde no se lo permiten. No se le permiten. Lo, le, la, me, te: permutaciones del permiso del otro que nunca se llega a conseguir. ¡Y algunos creen que el español ha suprimido las declinaciones! Rosa, rosae , rosarum , rosastre , la, le, lí, lo, a él. Formas del roce entre uno y la palabra. Y entre uno y otro: el infinito divisible. El resto es silencio. Mmmmmmm de mudo. La mutación del alma, más buena letra y a otra cosa. Por ejemplo, al relato. Había una vez que yo soñé algo y lo olvidé. Ese sueño y sus no imágenes me siguen hasta hoy, cuando han pasado casi treinta y nueve años. A eso se llama vivir, o haber vivido, pendiente de un olvido. Es natural ahora, cuando el olvido roe las neuronas, pero aún recuerdo que aquella vez, hace casi cuarenta años, soñé y olvidé y desde entonces pienso que el grueso de la memoria se compone de cosas negras hechas de puro olvido. La memoria está llena de olvido, llena de olvido, vacía de sí, llena de olvido, casi hecha de puro olvido. Uno mismo termina hecho de puro olvido. La idea era recordar los sueños. Durante un tiempo me propuse recordar los sueños, es decir, olvidar el menor número posible de sueños. Joven, pronto imaginé que bastaba tomarlos en serio y recordarlos al despertar y evocarlos un par de veces rato después de despertar, para fijarlos en la memoria. Por un tiempo. Parece que el sueño sucede en un espacio (¿será la mente, la conciencia, el interior..?) al que vendrían a caer los sueños siguientes para desplazarlos a otro lado. La nada oscura. A veces pienso –y es como un sueño ese pensar–, que si realmente uno tomase con toda seriedad el propósito de recordar los sueños y se aplicase a ello y se esforzase, podría llegar a recordarlos a todos. Es decir, recordaría incluso a los que fueron olvidados. Al menos su nombre, “sueño del pato que habla”, “sueño del zapatito de la bailarina”, etc. Pero venimos hechos de una materia incapaz de esforzarse mucho y muy poco propensa a tomarse alguna cosa con seriedad. Por eso, si uno quisiera recordar los sueños, podría anotarlos al despertar y ejercitarse en aprender a despertar en el momento justo de haberlos soñado: abrir esa ventana. Alguien se estará preguntando porque este relato de una muestra de cosas soñadas se llama “la gran ventana de los sueños”. Ahora yo también me pregunto porque razón elegí ese título. Es cierto que me gustó usar la palabra “ventana” y después de elegirla veo que alude a una ventana rara, que no se abre a ninguna parte.

Es decir, se abre al sueño: pura imagen y tiempo que no suceden en lugar alguno. Y que ahora, malamente, se reproducen sobre papel como simulando una obra. Y tal vez sean una obra. Obra del sueño u obra del dueño, siempre será más original que cualquier intento de ficción. Cualquiera –y a mí me ha sucedido– puede volver a escribir o a reescribir la obra de otro, pero nadie podrá resoñar tus sueños ni soñar los suyos con tu propio estilo de soñar, o de escuchar tus sueños.

Fogwill

viernes, 1 de marzo de 2013

Cinismo (Sergio Bizzio)


Muhabid Jasan es un tipo “interesante”. Su esposa Érika es una mujer “con inquietudes”. Tienen un hijo, Álvaro (15 años, pálido y alto), que representa a una categoría es­pecial: el sensible espontáneo. La gente con inquietudes y la gente interesante puede mezclarse y confundirse; el sen­sible espontáneo es algo único, recortado. Tiene rasgos del tipo con inquietudes, pero nunca resulta interesante. Lo suyo más bien es repugnar. En un extremo está el ge­nio, aquél capaz de convertirse en una industria de produ­cir historia personal, y en algunos casos obra. El sensible espontáneo está en el extremo opuesto.

Álvaro era capaz de hacerte caer desde lo alto de un puente por alzar un brazo hacia la puesta de sol. Mente siempre dispuesta, curiosidad indiscriminada, lágrima fácil, estas son algunas de las características positivas del sensible espontáneo. Las negativas son mucho peores todavía: tor­peza, espíritu poético, carácter de mercurio, hiperadaptable, y algún que otro rapto de impostación maldita. El sensible espontáneo está siempre lleno de buenas intenciones.

El cuento completo acá.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Conferencia de Bolaño en el CCCB


En el año 2002, el escritor y poeta Roberto Bolaño participó en la primera edición de la Fiesta de Literatura Amplificada Kosmopoli realizada en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.

Bolaño, que por aquel entonces empezaba a gozar de reconocimiento y presencia mediática tras ganar los premios Herralde y Rómulo Gallego por su novela Los detectives salvajes, estaba invitado para hablar de la nueva narrativa en Uruguay, Argentina y Chile. Pero decidió saltarse el guión y centrar su discurso en la literatura argentina y, más concretamente, en la narrativa realizada después de la muerte de Borges, que él denominó «las derivas de la pesada».


«La idea original era hablar de la literatura argentina desde Borges hasta Rodrigo Fresán, pero pronto comprendí que para hacerlo hubiera necesitado no diez páginas sino cien, y evidentemente no estaba dispuesto a escribir cien páginas, ni mucho menos creo que ustedes estuvieran dispuestos a escucharlas ahora» Roberto Bolaño, Kosmopolis 2002, CCCB.

Audio de la conferencia
Vía CCCB

miércoles, 6 de febrero de 2013

Cómo escribir con estilo (Kurt Vonnegut)

Los periodistas y los escritores técnicos están entrenados para no revelar prácticamente nada sobre ellos mismos en sus escritos. Esto los convierte en anomalías en el mundo de los escritores, ya que casi todos los demás desgraciados manchados de tinta que habitan ese mundo revelan cantidad de cosas sobre sí mismos a los lectores. A estas revelaciones, accidentales e intencionales, las llamamos elementos de estilo.

Dichas revelaciones nos indican a los lectores que clase de persona es aquella con la que estamos pasando el tiempo. ¿Parece el escritor ignorante o informado, estúpido o despierto, deshonesto o sincero, jugetón o carente del sentido del humor? Etcétera, etcétera.

¿Por qué deberías examinar tu estilo de escritura con la intención de mejorarlo? Hazlo como muestra de respeto por tus lectores, escribas lo que escribas. Si garrapateas tus ideas de cualquier manera, probablemente tus lectores percibirán que ellos no te importan en lo más mínimo. Te tendrán por un ególatra o un cabeza de chorlito… o peor, dejarán de leerte.

La revelación más condenatoria que puedes hacer sobre ti mismo es que no distingues entre lo que es interesante y lo que no. ¿No te pasa a ti también que te gustan o disgustan escritores principalmente por lo que eligen mostrarte o por aquello en lo que te hacen pensar? ¿Alguna vez has admirado a un escritor cabeza hueca únicamente por su dominio del idioma? No. De modo que tu estilo ganador debe comenzar con ideas en la cabeza.

viernes, 18 de enero de 2013

Nuevo horario de taller


Hola amigos!

Les comento que hay un nuevo horario para el Taller de Escritura Creativa. A partir del próximo 24 de enero se inicia un grupo que se reunirá las mañanas de los jueves de 10.30 a 12.30 hrs. Les recuerdo que hay otro grupo de escritura los lunes de 19 a 21 hrs., y que el Taller de Corrección continúa los martes, también de 19 a 21 hrs. L@s interesad@s pueden realizar gratis una clase de prueba sin compromiso, sólo tienen que confirmar la asistencia por este medio. Aprovecho también para recordarles, a los que ya tengan una obra en desarrollo, que se ofrecen asesorías personalizadas, y a los que no estén en Barcelona, que está en curso el Taller de Escritura online

Para más información: mondoescrito@gmail.com.

Saludos a todos

miércoles, 16 de enero de 2013

Luz y oscuridad (Daniel Durand)

Daniel Durand - Luz y oscuridad from federico.brollo on Vimeo.

Daniel Durand  (Concordia, Entre Ríos, 1964) es poeta y editor (fundó Ediciones Del Diego y Colección Chapita). Algunas de sus obras son El Krech, La maleza que le crece, Vieja de agua, El cielo de Boedo y Ruta de la inversión.

viernes, 11 de enero de 2013

Novedades Mundiales


Está abierta la inscripción a los Talleres Presenciales de Escritura Creativa y de Corrección. El Taller de Escritura se reúne los lunes de 19 a 21 hrs. y el de Corrección los martes en la misma franja horaria. Los interesad@s pueden tomar gratis una clase de prueba sin compromisoA los que no estén en Barcelona les recuerdo que existe una modalidad online para ambos talleres. Ofrecemos además asesorías personalizadas a todos aquellos que ya tengan una obra escrita o en proceso. 


Para más información escribir a mondoescrito@gmail.com

Un saludo para todos

domingo, 6 de enero de 2013

Lo que pasó (John Cheever)

LA HISTORIA QUE INSPIRO EL CUENTO “ADIOS, HERMANO MIO”

Por John Cheever

Hace algunos años estuve con mi familia en una casa alquilada de Martha’s Vineyard hasta la segunda semana de octubre. El verano indio era brillante y quieto. Nos fuimos sin ganas cuando fue el momento de irse. Tomamos la lancha de media mañana a Wood’s Hole y pasamos de un día luminoso en el mar a un clima húmedo y nublado. Al sur de Hartford empezó a llover. Llegamos al departamento, en las calles 50 del este, donde vivíamos entonces, justo después de oscurecer. La ciudad bajo la lluvia parecía particularmente cavernaria y ruidosa y el verano definitivamente había acabado. Temprano a la mañana siguiente entré a mi habitación de trabajo. Antes de irme a Vineyard había empezado un cuento, basado en notas tomadas un año o dos antes en Nueva Hampshire. El cuento describía a una familia en una casa de verano que pasaba sus tardes jugando backgammon. Probablemente se hubiera llamado “El juego de backgammon”. Quería usar las piezas, el tablero y las circunstancias del juego para mostrar que las relaciones dentro de una familia pueden ser extorsivas. No estaba seguro acerca de la conclusión del cuento, pero en el fondo de mi mente estaba la idea de que alguien perdería la vida sobre el tablero. Vi un accidente de canoa en un lago de montaña. Al leer el cuento otra vez esa mañana me di cuenta de que, como ciertos tipos de vino, no había viajado. Era malo.
Vengo de una familia puritana y de niño me enseñaron que una moral subyace bajo toda conducta humana y que la moral siempre es en detrimento del hombre. Cuento entre mis relaciones gente que siente que hay una inexpungable maldad en el corazón de la vida y que el amor, la amistad, el whisky, las luces de todo tipo, son meramente las más crudas decepciones. Mi objetivo como escritor ha sido registrar una moderación de esas actitudes –un escape de ellas si esto parecía necesario– y en el cuento del backgammon simplemente había fallado. Era, en esencia, precisamente, el tipo de improductivo pesimismo que tenía esperanzas de iluminar. Estaba en la vena de uno de mis tíos ancianos que nunca ponía un gusano en el anzuelo sin decir que, tarde o temprano, todos seremos corrupción.
Para ocuparme de cuestiones más alegres, miré las notas que había hecho durante el verano. Encontré una larga descripción de galpones de trenes y muelles de ferries –una canción a máquinas de amor y muerte–, pero la sustancia era que estos viajes no tenían importancia –eran una especie de decepción–. Unas páginas después encontré la descripción de un amigo que, habiendo perdido los encantos de su juventud e incapaz de encontrar nuevas luces para guiarse, había empezado a vivir de sus triunfos en el fútbol. Esto estaba conectado con una mordaz descripción de la casa en Vineyard donde habíamos pasado un agradable verano. La casa no era vieja, pero había sido revestida con piezas de madera viejas, y la madera de la puerta, que era nueva, estaba marcada y manchada. Las habitaciones estaban iluminadas con velas eléctricas y yo unía esta cruda sensación de pasado al fracaso de mi amigo, que no podía madurar. El fracaso, decían mis notas, era nacional. Habíamos fracasado en madurar como pueblo y habíamos vuelto atrás para vivir de viejos triunfos en el fútbol, techos apuntalados con vigas, luces de velas y fogatas. Había algunas notas lacrimógenas sobre el mar que se llevaba las brasas de los fuegos de nuestros picnics, sobre el viento del Este –el viento oscuro–, sobre la promiscuidad de una hermosa joven que conozco, sobre las dificultades de tener una chacra en una isla, sobre los aviones jets que bombardearon una isla cerca de la costa de Gay Head y una morosa descripción de una caminata en South Beach. Las únicas líneas alegres en todo esto eran dos oraciones sobre el placer que había obtenido una tarde mirando a mi mujer y a otra joven cuando salían del mar, desnudas.
Es breve, pero la mayoría de los viajes nos dejan al menos una ilusión de perspectiva mejorada y esa mañana había una distancia entre mis notas y yo. Había pasado el verano en excelente compañía y en un paisaje que amaba, pero no había huellas de esto en el diario que había llevado. El conflicto de mis sentimientos y la indignación ante esta división formaron rápidamente en mi mente la imagen de un hermano despreciable y escribí: “Adiós, hermano mío”. El cuento se movió con rapidez. Lawrence llegó a la isla en un viaje sin importancia. Hice que el narrador fuera fatuo porque había cierta ambigüedad en mi indignación. Laud’s Head tenía el complaciente poder de un paisaje imaginario donde se puede elegir de entre una amplia gama de recuerdos, poniendo el aroma de las rosas de un lugar muy diferente o el zumbido de la apisonadora de una cancha de tenis escuchado años atrás. El plano de la casa fue claro para mí enseguida, aunque se trataba de una casa que nunca había visto antes. La terraza, el living, las escaleras, todo apareció en orden y cuando abrí la puerta de la cocina encontré allí a un cocinero que había trabajado para mi suegra el año anterior al último año. Había llevado a Lawrence a casa y lo había acompañado en su primera noche en Laud’s Head antes de que fuera la hora de mi cena.
Por la mañana cargué sobre los hombros de Lawrence mis observaciones sobre el backgammon. Entonces el cuento se estaba moviendo hacia el baile del club náutico. Hace diez años, en un baile de disfraces en Minneápolis, un hombre había usado un uniforme de fútbol y su esposa un vestido de bodas y este recuerdo resultó adecuado. El cuento se terminó para el viernes y yo estaba feliz porque no conozco placer más grande que unir en una pieza de ficción un baile en Minneápolis y un juego de backgammon en las montañas de modo que estén relacionados, y confirmar ese sentimiento de que la propia vida es un proceso creativo, de que una cosa está puesta con un propósito sobre la otra, de que lo que se pierde en un encuentro es repuesto en el siguiente y de que poseemos algún poder para darle sentido a lo que ocurre.
El sábado tomé el tren a Filadelfia con un amigo para ver un partido de fútbol. El cuento seguía en mi mente, pero cuando pensaba en lo que había escrito, buscando crudezas o debilidades, me sentía seguro. El partido fue aburrido. Empezó a hacer frío. Empecé a sentirme incómodo en la mitad. Nos fuimos en el medio del cuarto tiempo. No llevaba un saco y estaba temblando. Esperando en el frío el tren de vuelta a Nueva York vi la verdadera falta de valor de mi cuento, el alcance de mis decepciones, los vuelos y aterrizajes forzosos de un carácter inestable y cuando el tren llegó a la estación pensé vagamente en arrojarme a las vías; en cambio, fui al club de automovilismo a beber whisky. He leído el cuento desde entonces y aunque veo que a Lawrence le falta dimensión y que la ambigüedad alejará a algunos lectores, sigue siendo una descripción razonablemente exacta de mis sentimientos cuando volví a Manhattan después de un largo verano en Martha’s Vineyard.